Si hay algo que no funciona en las relaciones es el “y tu mas…” en cualquier relación, ahora lo vemos mucho en la política, pero no es a eso a lo que me quiero referir.
Me centrare mas bien en las relaciones de pareja, ya que es algo que tanto nos interesa a todos
Cuando nuestra pareja nos
regala un agravio, o lo que nosotros pensamos que lo es, automáticamente
saltamos con otro mayor, se nos dispara un resorte que a gran velocidad
busca entre nuestros recuerdos algo con lo que contraatacar, ya sea
rigurosa verdad o algo que entendemos por verídico solo porque “yo te
conozco muy bien y lo se” ¿te suena?
Entonces se desencadena una
cascada de reproches, aclaraciones, protestas, lagrimas y dramas
varios, intentamos por todos los medios hacernos entender, pero la parte
contraria no quiere saber nada de entendernos, pues también se siente
injustamente agraviada, ¿quien no ha pasado por eso?
Resultado: los dos se
sienten mal, los dos reconocen para sus adentros que han sido injustos y
los dos esperan que sea el otro el que pida perdón
Así no arreglamos nada, yo
prefiero callar en el momento, esperar que pase la tempestad y con la
mente clara y las palabras medidas exponer mi desacuerdo, muy
probablemente con esa medida sigamos sin conseguir que nos entiendan,
que nos escuchen y como no… que nos den la razón.
Pero tiene muchas ventajas a
nuestro favor, en primer lugar el otro quedara como un ser primitivo
que no sabe comportarse mientras que nosotros mantendremos nuestro lugar
de persona educada.
Otra ventaja tal vez la mas
importante es que nos ahorraremos sentirnos mal por lo que dijimos o
hicimos en “caliente”, eso nos dará calma y perspectiva para valorar si
esa es la persona adecuada para nosotros.
Sin duda ahorrarnos un
disgusto mejorara nuestra salud mental y física, de todos es sabido que
en las batallas amorosas se agudizan síntomas como la tensión alta,
acidez, alergias, sarpullidos, dolores de cabeza y otras “cositas”
producto de grandes “cabreos”.
No hay necesidad de
perjudicarnos a nosotros mismos ni de culparnos por llegar a tales
extremos, para mi es mucho mejor dejar al otro con ganas de discutir,
digamos que es otro tipo de venganza, al discutidor le frustra mucho no
tener contrincante.
La cosa es sencilla, al fin
y al cabo el pasado no existe, no vale la pena buscar agravios,
desengaños y disgustos para repetirlos una y otra vez.
Por ultimo un consejo: si
has dado con esa persona que te agravia a la primera oportunidad que
tiene y no te gusta, la cosa es sencilla, como dice una canción “para
decir adiós, solo tengo que decirlo” eres libre, lo eres por derecho
propio no necesitas su permiso, esta es la buena noticia
Pilar
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