Esta es una ley universal como la de la correspondencia o la
gravedad, a saber: todo precisa de un tiempo para ser realizado, así
como los niños necesitan nueve meses para nacer y las semillas su tiempo
para germinar, así todo requiere de un tiempo para manifestarse.
La ley de atracción (hablaremos en otro post) nos asegura que podemos
atraer todo aquello que deseamos y así es, siempre que sepamos esperar,
que demos tiempo al tiempo para manifestarse.
A menudo nos puede la impaciencia, queremos que las cosas sucedan ya,
sin dar tiempo al universo para ajustar los cambios necesarios, todo
tiene un proceso, a veces para lograr una sola cosa es necesario cambiar
muchas, incluidas maneras de pensar y de sentir nosotros mismos.
Eso no se logra de la noche a la mañana, es preciso tener paciencia y
estar dispuesto a aceptar los cambios que sin duda tendrán que
producirse hasta conseguir aquello que anhelamos.
Incluso es posible que los cambios se produzcan a través del caos, de
grandes y dolorosas rupturas, cambios de casa, de trabajo o de pareja
suelen ser necesarios para lograr un cambio significativo en nuestra
vida, que aun siendo deseado y en principio para nuestro bien, no dejan
de ser tristes y estresantes.
Es por ello que las cosas tienden a suceder gradualmente, pues si
fueran tan rápidas como nuestros deseos, nos veríamos envueltos en
circunstancias para las cuales no estamos preparados.
Esta ley también nos garantiza que seremos constantes en nuestros
sueños ya que puede suceder y a menudo sucede, que antes de lograr una
meta ya cambiamos de objetivo
Pilar
No hay comentarios:
Publicar un comentario